Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en la línea de una vida moral referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo.
Los cinco mandamientos son:
Oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar.
Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar.
Comulgar al menos por Pascua de Resurrección.
Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.
Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
Fuente: Catecismo de la Iglesia Católica